sábado, 27 de enero de 2018

Aprender y enseñar a escuchar
Escuchar. Creo que esa es una de las palabras que ha estado siempre presente a lo largo de toda mi vida, aunque no haya que hacer ningún esfuerzo físico, es una de las cosas que más me da dificultad hacer, nunca fui bueno escuchando, siempre necesité concentrarme en lo que me decían porque con frecuencia me distraía con cualquier cosa. Desde niño mostré problemas para quedarme callado, me daba dificultad seguir las reglas, siempre hablaba a destiempo, y cuando no me dejaban hablar, me tapaba los oídos replicando la madura y famosa frase “no te oigo no te oigo, soy de palo, tengo orejas de pescado”, y así podía salvar en lo posible mi dignidad y quedar como todo un hombre, porque si yo no era escuchado, no me interesaría en absoluto escuchar al otro; simio no mata a simio, son las reglas de la calle.
 Como ya todos saben, yo ando para todos lados con un par de condones en mi billetera, una gorra puesta, y mis audífonos que cuelgan del cuello de mi camiseta, siento que no soy yo sino llevo alguna de estas tres cosas, me siento inseguro, y no lo digo por los condones precisamente, en realidad necesito mis audífonos, necesito escuchar música, me siento pleno, ver a la gente aburrida a plena hora pico, esas caras largas y cansadas, y yo con la música a todo volumen, es bueno ponerle sabor a la rutina, por lo menos así te la bailas, te la gozas, y la conviertes en una rutina diferente.

Por lo que hace la música en mi, creo que escuchar, pero saber escuchar, escuchar bien y con atención, puede hacer eco en el emisor como en el receptor, es placentero escuchar música mientras ves caer la lluvia, mientras ves pasar los carros, y ves como bajan las goteritas por el vidrio de la ventanilla de lo que sea que te esté transportando, es simplemente algo único, y no sólo se trata de la música; escuchar los problemas de un amigo, mientras se brinda con una buena cerveza, imaginarse en esa situación, opinar, hacer bromas de las malas situaciones, te ayuda a crecer como buen consejero, aprendes de las experiencias ajenas para que no te pase a ti, y seguro si alguna vez necesitas que esa persona te escuche, ella lo hará; simio no mata simio, son las reglas de la calle.

Da dificultad cuando se está escuchando algo que no te interesa, lentamente sientes cómo Morfeo te llama, te hace señas para que vayas con él, la voz de la persona que está hablando se empieza a distorsionar, sientes que te vas, que tus parpados pesan toneladas, que haces falta en otro lugar, pero no te duermes por respeto con la persona que está al frente, porque no es culpa de él, pero tampoco es culpa tuya, simplemente el tema del que se está hablando, no sirve como puente para conectar un emisor sediento de atención, y un receptor luchando por no dormirse.  


 Escuchar no sólo es estar en silencio, escuchar está en la mente, las personas saben cuando no estás prestando atención, saben cuando las estás ignorando, saben todo, pero conmigo es al contrario, cuando de verdad me envuelvo en la historia que me están contando, empiezo a hacer preguntas, a reírme, a hacer bromas, y al final doy mi veredicto, doy el “yo qué haría en esa situación”, doy mi apoyo o mi discrepancia si ese es el caso, aunque  casi no me gusta escuchar a los demás, pienso que con mis problemas es más que suficiente, a la gente le gusta hablar conmigo, no precisamente porque sea el mejor consejero, o sea muy bueno escuchando, sino porque aun sin prestar mucha atención, las hago reír, las hago sentir mejor, y eso vale más, así que lo importante aquí no es quién escucha a quién, simplemente escuchar.  

3 comentarios:

  1. Disfrute bastante leyendo tu texto, veo que le pusiste bastante empeño. Mientras leía, me reí con las metáforas, los dichos, y buenos ejemplos que diste.
    Te invito a que de vez en cuando seas consciente que en el metro también puedes disfrutar de la escucha, lo que pasa a tu alrededor, no solo la música de los audífonos, sino también las risas de los otros, el sonido del metro al acelerar y frenar, historias locas, de amor, de trabajo, de estudio, problemas, soluciones y formas de ver la vida que también pueden hacer tu viaje diferente y especial cada día.
    Quedó más que claro que lo visto en clase lo llevaste a tu mundo, y fuiste muy sincero al decir "casi no me gusta escuchar a los demás" y decías que con tus problemas es suficiente. Yo pienso que escuchar a alguien cuando te habla de los problemas no es para que se convierta en un problema de dos, ni para que te involucres en el problema con esa persona, más bien, conviertes esos "problemas" en soluciones, en alternativas, y así el otro podría sentir que verdaderamente fue escuchado. (mi punto de vista).
    Realmente te felicito por tu escrito, lo sentí muy completo, muy bien escrito, buena ortografía y escrito con el corazón!.

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